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Ligue Ecológico Parte 1: Corazón de Condominio.

En la era donde el socializar se reduce a deslizar con el dedo, y la conexión humana a menudo se reduce a una foto de perfil en línea, es fácil olvidar lo que realmente significa conectar con alguien. La atracción física es el primer impulso que nos lleva a querer conocer a alguien más, y es innegablemente poderosa. Pero lo que realmente define todo, y que muchas veces dejamos de lado, es la personalidad, y lo que alguien aporta a nuestra vida.

Hubo un tiempo en mi vida en el que me encontré compartiendo momentos, sueños y risas con tres mujeres increíbles. Cada una, a su manera, traía luz y color a mis días. Sin embargo, esta situación no era el resultado de un juego de seducción superficial, sino más bien de una serie de conexiones genuinas que se desarrollaron simultáneamente. Ya sabes, bendiciones (o maldiciones, depende cómo lo veas) de ligar en línea.

Esta experiencia, aunque rica en emociones y aprendizaje, también me presentó un enorme dilema moral y emocional. La realidad de no tener un compromiso formal con ninguna de ellas me colocó en una encrucijada, no solo de corazones sino de principios. ¿Cómo manejar esta situación sin caer en la deshonestidad o el egoísmo?

Afrontar esta situación me obligó a explorar mi propia vulnerabilidad. Abrirme ante cada una de ellas, y compartirles mis dudas y miedos, fue lo que considero un acto de masculinidad y madurez que rara vez se celebra. Nos enseñan a ser fuertes, decisivos, casi invulnerables, pero pocas veces se reconoce el valor de la honestidad emocional, y la transparencia en la construcción de relaciones saludables.

Ese capítulo de mi vida, que podría verse como una compleja trama de una novela, fue en realidad una profunda lección sobre la importancia de no caer en toxicidades a la hora de conocer gente. Y de verdad, nunca hubo una intención de malicia en mí actuar, yo solo buscaba a la mujer correcta para compartir mi vida, pero en ese momento, elegir a una de ellas era prácticamente imposible. Las tres eran mujeres maravillosas, cada una tan diferente en su personalidad, que cada una, a su manera, aportaba algo supervalioso a mi vida.

Elegir a cualquiera de ellas sé que hubiera sido un acierto; sin embargo, perder a las otras dos, hubiera dejado un profundo vacío en mi vida. Y al pasar el tiempo, el cariño crecía y la responsabilidad con cada una de ellas iba en aumento, exigiendo de mi parte formalizar un compromiso con la que yo escogiera como la “correcta”. ¡Fuck me! ¿Por qué no podían ser amigas y repartirse mi afecto? (Sí, ya saben, Don Chingon). Después de todo eran el Dream Team perfecto.

Llegado el momento, tuve que sentarme y conversar con absoluta honestidad con cada una de ellas. Abrirles mi corazón y expresar lo valiosas que eran mi vida, pero que no eran las únicas, que había otras dos que contaban con un lugar en mi corazón igual de importante. Esto fue… una de las cosas más difíciles que tuve que afrontar, ver sus ojos con lágrimas, con enojo, con decepción fue algo que me partió el corazón… Dos se fueron y nunca volví a saber de ellas; la que a pesar de todo se quedó porque deseaba conservar una amistad, no duró y fue por mí, meses después ella conoció a alguien y yo no supe lidiar con eso, era muy doloroso. Supongo que mi corazón nunca supo verla como una amiga.

Aprendí que la sinceridad no solo es vital en la fase inicial de conocer a alguien, sino que es el cimiento sobre el cual se pueden construir relaciones auténticas y significativas. Y esta mirada al pasado, me recordó una crucial lección sobre integridad en el arte del lígoteo. Ligar saludablemente no se trata solo de evitar hacer daño; se trata de acercarnos a cada conexión con respeto, transparencia, y una genuina apreciación por la persona en su totalidad, tanto con sus bellos dones, como con sus inocentes carencias. Después de todo no existe la pareja perfecta… a menos que combines a tres jaja (Oh, Señor! Perdona a este sexy y bienintencionado pecador). Esta experiencia me mostró que, aunque no siempre es fácil, elegir la honestidad y la claridad es la forma más segura de respetarnos a nosotros mismos y a quienes entran a nuestra vida.

La idea no es mantener un precario equilibrio basado en el miedo a lastimar o perder, sino construir nuestras interacciones sobre la base del respeto mutuo y la comprensión. Esto puede significar enfrentar conversaciones difíciles, pero también abre la puerta a relaciones auténticas y profundas, sin importar la forma que estas tomen.

En este viaje llamado vida, el tiempo es, sin duda, nuestro recurso más valioso. No es justo para nadie invertirlo en situaciones que no sean claras o recíprocas. Así que, mientras me esfuerzo por navegar en estas aguas con la mayor integridad posible, mi compromiso es con la honestidad, tanto conmigo mismo como con las personas que son importantes para mí.

Ligar saludablemente es una danza delicada entre mostrar interés y mantener autenticidad, entre la atracción y el respeto mutuo. Es un recordatorio de que, en un mundo donde las conexiones pueden ser fugaces, lo que realmente deja huella es la manera en que tratamos a las personas que cruzan nuestro camino. No solo como parejas potenciales, sino como seres humanos completos, con sueños, miedos y, sobre todo, con el deseo de ser vistos y valorados más allá de lo superficial.

¡Hasta la próxima!