Últimamente han plagado mil demonios mi mente, demonios que solo infunden duda, temor, e inseguridad. Después de haber vivido el infierno que compartí en “Crudo, real, y sin censura” he quedado “débil” por así decirlo.
El haber perdido la capacidad de trabajar en lo que he hecho toda la vida, me hace sentir perdido, sin rumbo, y cuando pienso en dedicarme a algo en concreto mil dudas asaltan mi mente, como: Ya estas viejo para eso, no eres lo suficientemente bueno, a nadie le va a interesar, ¿Y si la enfermedad te impide hacerlo?, etc.
Ese infierno de la enfermedad también mermó terriblemente mi condición física (quitando el hecho de que estaba super gordo), pasar años sin hacer ejercicio, limitado a mi cama, con pequeñas caminatas de vez en cuando, o a tener sexo (claro antes de que mi piel estallara convirtiéndome en un monstruo). Todo esto me dejó en condiciones precarias de acondicionamiento físico.
Aquel mismo infierno también destruyó mi fortaleza espiritual, estaba tan enojado con Dios, con mis espíritus guía de ese entonces, con todo aquello que consideraba sagrado; por no recibir su ayuda, por haberme abandonado en esa situación tan terrible después de haber ayudado a tantas personas en su nombre. Que blasfemé mucho, que rogué aún más, cayendo mis lamentos en oídos sordos.
Esos demonios destruyeron mis más grandes pilares, mi vida religiosa, física, romántica, y profesional, dejándome convertido en una piltrafa temerosa llena de duda.
Pero eso tiene que acabar, eso termina hoy. Esas voces demoniacas que me repiten una y otra vez que no soy lo suficientemente bueno, que soy feo, que no puedo hacerlo, que no valgo la pena… Me he dado cuenta de que son mentiras, viles y vanas mentiras para mantenerme en el suelo. ¿Pero que creen demonios? Me he dado cuenta de que son mentiras, su dominio sobre mi terminó.
El dar pequeños pasos de bebe, me han demostrado todo lo contrario a los mantras de sobajamiento de aquellas voces.
Cuando decidí volver al gimnasio después de muchos años, me daba pena, y mucho miedo. Me daba miedo sufrir un infarto cada que se me elevaba el ritmo cardiaco, me daba miedo lesionarme si me pasaba tantito de peso, me daba vergüenza levantar poco peso teniendo el tamaño que tengo. Todo, gracias a esos demonios.
Cosa que he ido superando, llevándomela tranquila, comencé con la caminadora y la alberca. Caminaba un rato a un buen ritmo e inclinación, y me iba directo a la alberca, donde al principio me limitaba a hacer aerobics acuáticos ya que no sabía nadar; pero ahora ya estoy aprendiendo a hacerlo y ¡Me encanta!
Al ver que no me he muerto, ni lesionado, decidí que es tiempo de buscar algo más intenso; así que me dediqué a buscar un gimnasio de box. ¿Por qué box? Una, los madrazos son la onda jajaja y segunda, se requiere una condición cardiovascular de diez para practicarlo.
Después de buscar y ver opciones, me comunique al que mejor vibra me dio y agendé una clase de muestra. Pero las voces no tardaron en hacerse presentes. Al punto de sabotear esa primera clase impidiéndome ir. Al día siguiente me sentía de la mierda, derrotado, un cobarde. Y dije bueno, ni pedo, no es lo mío.
Pero en el transcurso del día el coach me mando whats, preguntándome que si todo estaba bien, que me estuvieron esperando. Cosa que me dio muchísima vergüenza. Después de todo siempre me he jactado de ser muy confiable y puntual. Le dije que sí, que todo chido y le pregunté que si ese día iban a dar clase. Y ahí va el mamon a comprometerse de nuevo. Jesús bendito exorcízame de estos demonios.
Llegada la hora de tener que salir de casa para poder llegar, las chingadas voces se pusieron super intensas. ¿A que vas? Solo harás el ridículo, Te va a dar algo si haces algo tan demandante, etc. etc. Pero no, no iba a caer de nuevo, no iba a romper mi palabra otra vez. Así que dije, se van a la mierda, me puse mis audífonos y vámonos. Solo una clase, solo vamos a ver que pedo, si no gusta no pasa nada y no vuelves. Me repetí como mantra.
Tras llegar, fui de los primeros y aún no llegaba el coach. Y no voy a mentir, la duda me invadió cabron y estuve a punto de darme a la fuga. Pero supe superarlo con mi poderoso mantra motivacional. De joven fui muy deportista, amaba hacer ejercicio, así que esto era muy importante para mí, no la iba a cagar de nuevo.
Tras la primera clase, terminé exhausto pero super contento, estuvo muy divertido, el coach y los compañeros son a todo dar, y de verdad valió mucho la pena. Y aunque fui un desastre obviamente, creo que seré muy feliz ahí. ¡Saludos coach Marco, gracias!
Y así es como hemos restaurado un pilar más de mis cimientos. El primero fue tras hacer las paces con Dios como relate en “El duro camino fuera del infierno”. Nos faltan dos, el pilar profesional, y el pilar romántico.
Por fin mi vida vuelve a tomar rumbo, por fin estoy venciendo a los demonios de mi cabeza, por fin veo brillar el sol nuevamente.
Espero de corazón que mis experiencias te enseñen que si se puede, que no hay miedo o inseguridad que no se pueda vencer. Siempre y cuando tengas humildad en tu corazón, aceptes tus limitantes, reconozcas tus capacidades, y te perdones por tus fallas y debilidades. Eres capaz de lograr las cosas, solo debes tomar la decisión y mandar a la mierda esas putas voces que solo quieren hundirte en su baja vibración de mierda. No lo permitas. ¡Sálvate!
Hasta aquí la entrada de esta semana. Me atrasé un buen lo sé, tendré más cuidado con mi calendario. Saludos y ya sabes, cualquier comentario en mis redes sociales @victorcadenablog o a hola (arroba) victorcadena.com Me encantaría leer tus experiencias al respecto ¿Te ha tocado superar tus propios demonios? ¿Tienes algunos que te frenan en algo? Cuéntame me encantará leerte.
¡Hasta la próxima!
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