¡Hola, queridos amigos! Aquí estamos, estrenando el 2024, un nuevo lienzo en blanco que debemos mirar con la misma esperanza con la que un gato mira una pecera. Vamos a hablar de las lecciones aprendidas (a patadas, por supuesto), y de todas las oportunidades que llegan con este 2024, estableciendo nuevas metas y reglas de supervivencia.
El 2023: El Año que se Llevó mi Optimismo… y Casi mi Hígado.
El 2023 fue como esa serie que empiezas con entusiasmo y terminas preguntándote: “¿En qué momento se convirtió en un reality de supervivencia?”. Comprendí que el tiempo no espera, y que cada día perdido es como un episodio malo de tu serie favorita: Irrecuperable. Me pegó la crisis de mediana edad (sí, esa que te hace comprar un coche deportivo… o más bien de caer en la autocompasión y dar por terminada tu vida). Caí en una depresión que me hizo compañía más que mi propia sombra (seguramente porque la cabrona se harto de mis quejas y renuncio), y me sumergí en el alcohol como si fuera un submarino ruso en una misión secreta.
Epifanía en la Botella: Cambiar o Convertirme en un Meme Andante.
Con la puta enfermedad que me ha hecho la vida imposible los últimos años, se me hizo fácil refugiarme en el alcohol para escapar un poco del dolor y la desesperanza. Poco a poco se me fue haciendo más habitual tomar esos “escapes” convirtiéndome poco a poco en un payaso deprimente. Los primeros seis meses fueron bastante geniales, salía mucho, conocí varias mujeres, salía con una y con otra, pero realmente no pude establecer una relación. Honestamente, no me sentía listo.
Pero en el segundo semestre todo se fue al garete, tuve una crisis supersevera de mi piel, el dolor me sumió en un verdadero infierno para no variar, y esto me hizo alejarme de todos y de todo, pero no del alcohol. Al no poder salir (vaya ni caminar muchas veces) se me hizo fácil tomar en casa y ponerme unas pedas cabronas, perdí el control de mis límites y no bajaba la botella hasta quedarme dormido.
Dirás, no suena tan cabrón… pero espérame tantito, aún no termino de narrarte mis aventuras etílicas.
En el camino a quedarme dormido, me daba por “socializar”, y ahí me tenías de mamón wasapeando a quién se dejará. Pero no era socializar en un plan chido, para nada. Al estar en un precario estado de salud mental, en parte por el dolor y en parte por la depresión; sinceramente me daba por mal copear cañon.
Y ahí me tenías al otro día, despertando sin puta idea de lo que había estado diciendo la noche anterior. Abrir WhatsApp a la mañana siguiente me daba un puto pánico que no tienes idea. El simple hecho de ver la lista de chats, que dejé sin leer cuando por fin me quedaba dormido, era una tragedia.
Algunos eran reclamos, otros mensajes muy tristes por ver en lo que me había convertido, y en algunos simplemente veía desaparecer la imagen de perfil de algunos contactos, dando a entender qué me pasé de pendejo, en fin, era en extremo estresante. Así que me tocaba realizar el reglamentario control de daños y pedir disculpas, o aclarar que estaba pedo y no sabía manejar mi situación.
Todo esto me daba una vergüenza realmente extrema, o sea cabrón, yo, Victor Cadena, el chingon alegre y siempre optimista ¿Haciendo esas mamadas? Literal, era de trágame tierra.
Y estas autohumillaciones me hicieron ver el problema en el que me había sumergido, la perdida completa de mi control al tomar. Y eso no está nada bien. No hay nada peor que una cruda moral.
Entre otros malos hábitos, mi vida se convirtió en un espiral de mierda que iba de mal en peor.
Por ello tomé la firme decisión de no volver a embriagarme de esa manera. Debo recuperar el control, mi salud tanto física como emocional, y reconstruir mi reputación y dignidad.
Reglas de Supervivencia 2024: Instrucciones para no Hundir el Barco.
Aquí van mis reglas para este año, con el fino arte de quien ha visto demasiadas veces Titanic (¡Love you Leo!):
1 – Adiós Borrachín: Nada de embriagarse sin control, porque ya me cansé de ser el alma de la fiesta… en las historias vergonzosas del día siguiente.
2 – Videojuegos, los Extrañaré: Corto con los mundos virtuales; ya es hora de perderle el miedo al juego de la vida (aunque este en modo legendario la cabrona).
3 – Chef Saludable, No Chef Enfermo: A comer sano se ha dicho. Soy testigo de los milagros de una buena alimentación, y de como las comidas equivocadas me provocan recaídas. Mi cuerpo no aguantará otro maratón de comida chatarra.
4 – Fitness Guy: Es hora de darle al ejercicio, me ayuda mucho a mi estado de ánimo y a mis niveles de sueño (además urge levantar la nalga que ya se desinfló).
5 – ¿Redes Sociales?: Siempre me han cagado, ah, pero que pinche fácil es perder horas y horas viendo tonterías en ellas. Por lo que solo designaré 30 minutos por la mañana, 30 al medio día, y 30 en la noche. Y solo para contestar mensajes. ¿Les urge algo? Me marcan por teléfono no mamen, hasta parece que les da miedo.
6 – Reconectar con la Gente: Es hora de recuperar amistades, y de cultivar las que supieron quedarse después de mis desmadres y desapariciones.
7 – Enfoque láser en lo importante: Basta de perder el tiempo. A encontrar mi pasión (aunque sea buscándola con detector de metales) o por lo menos encontrar una manera de ganarme la vida con mis capacidades y limitaciones actuales (se aceptan propuestas).
Bob Ross se quedará pendejo.
Este año, como un pintor con un sentido del humor cuestionable, me propongo a darle color a este lienzo que es mi vida, y pintar los putos arbolitos más felices que jamás has visto. Usaremos todos los colores, incluso ese amarillo mostaza tan culero que algunas usan en sus leggins, y que nadie entiende por qué los compran (por más nalgona y piernuda, no le van bien a nadie, no mamen).
Me concentraré en la resiliencia, he vivido tanta mamada que ahora entiendo por qué me abandonó mi ángel de la guarda, pero ya verás cabrón, al rato, hasta me vas a andar rogando pa juntarte conmigo (jajaja no es cierto we ¡Gracias por cuidarme! *Besito cariñoso).
Nadie está solo en este espectáculo. Este año prometo fortalecer mis lazos con todos ustedes, tanto en estar presente como amigo, como en escribir en mi querido y abandonado blog. Y no, no habilitaré los comentarios, hay tóxicas que aún me stalkean y no las quiero dando lata.
Amigos y lectores, recibamos este 2024 con la perspectiva de verlo como el escenario perfecto, para entregar nuestra actuación más memorable. Analicen su 2023, encuentren donde la cagaron, que hábitos los alejan de sus metas y de sus sueños, y escriban sus propias reglas para darle un giro este nuevo año. Nunca es tarde para encender esa chispa que nos llevará a brillar como la estrella más nalgona del cielo.
Así que, ¡A pintar este lienzo llamado vida, con brochazos de humor, resiliencia y determinación! Y recuerden, en el peor de los casos, siempre podremos vender la pintura como arte abstracto.
¡Hasta la próxima, queridos lectores y amigos! Como siempre, estoy abierto a comentarios, chistes, memes, anécdotas y planes chingones. Pueden contactarme por redes sociales (IG, FB) o por whats para los cercanos.
¡Vamos a hacer de este un año para recordar (por las razones correctas, claro)! Muy feliz año nuevo, recibe un fuerte abrazo y mis mejores deseos. ¡Que este 2024 este colmado de bendiciones, amor, y recuerdos chingones!